lunes, noviembre 30, 2009

New

Por más que intento volver a sentir
no puedo hacerlo sin que estés aquí
Por más que intento vivir feliz
No puedo hacerlo al no verte aquí

Lo máximo que trato de alcanzar
es encontrar a alguien a quien abrazar
Lo máximo a lo que quiero llegar
Es tener a alguien a quien besar

Cuando pensé que todo lo tenía
Abandoné sin querer a quien quería

No me extraña que te aliviases
entre la calidez de otra persona
cuando en mis brazos solo tienes
Témpanos, cariño y tristeza

Tan cansada de mi frío gris
Mi colores se preparan para morir
Tan agotada de llorar infeliz
Mis lágrimas se suicidan al salir

Cuando pensé que no te tenía
Me sonreíste y me devolviste a la vida

miércoles, noviembre 11, 2009

Sacrificio

la luz rosa del amor se mezcla con el azul del mercurio
Sabiendo que esto es así,
que yo lo beba
hasta que el amor se disuelva
debe ser horrible

Este cuerpo no puede usar ropa blanca
pues mi sangre es pegajosa
y se ha terminado intoxicando en él.

La muerte es un adorno
dulce para nosotros
Y seguramente será la semilla
de la flor que no se marchita

Arranqué sus pies y brazos
fuera de la cárcel a aquella mujer
Sólo los sentimientos siguen vivos
Pero éstos me desgarran el pecho,
¿Va a ser sacrificada en un banquete?

Si me acuesto en la destartalada
cama de opio de seda
Durante 100 años
El crepúsculo de los viejos tiempos
se extenderá

Sólo un largo tiempo,
sólo por el bien de la reunión que...
Vamos a decir que he vivido
Si tú no terminas

El olvido eterno
Es más que temor, más que un dolor
Es una cosa insoportable

Me cortó el cuello y sacó los huesos fuera de mí
y estos se convierten en el tema de las muñecas
Mi corazón se dispersa en humo
Al vomitar aquellos besos
De tus labios que no dicen mucho

Respira profundamente en esta vida
Ahora, a la garganta, la piel, a la carne
debes notar, mientras,
El éxtasis sin límites
Una encarnación del amor verdadero

Vamos mírame a los ojos
¡Ah! Pecadores amados
Una vez más, seré...
la anfitriona de un banquete
con el corazón arrancado del pecho

domingo, octubre 11, 2009

Abre tus Ojos

Todos y cada uno de los pensamientos de una cabeza, pueden llegar a estar presionados por las cuerdas de tu guitarra, liberándolos así cada vez que tocas esa melodía... que antes compartíamos.

Abro mis ojos, que antes estaban cosidos y cerrados de manera que tu y yo, juntos, podamos derribar las barreras que no podemos ver, cogiéndonos de las manos... que antes besábamos.

Entonces, los pensamientos mecánicos que antes utilizaban para devorar nuestros sueños profundos, ahora los podremos usar para que acaben con solo abrazarnos con nuestras pesadillas... que antes temíamos.

La pitonisa ha visto un pasado oscuro y un futuro espantoso que la razón hace de las palabras que te aten al presente para conocer todas nuestras limitaciones, pero estamos los dos... ¡Y lo superaremos!

Alejados entonces por aquella época, puedes ser condenado a encerrarse en una jaula lejana, a pesar de que te pusieran enfrente de la mía... "Extiende tu brazo... Te ayudaré a salir"

Y de nuevo estando yo ciega, tú has logrado salir de la celda negra. "Anímame, ayúdame..." Y te agarras a la jaula, gritando a la vez que lloras por mi dejadez... "¡Cree en las cosas que no puedes ver!"

Con temblorosos e inútiles brazos, quiero proteger a alguien querido para mí... pues estando juntos veo deseos y esperanzas incluso siendo en un pequeño mundo negro...

Sólo... abre tus ojos...

sábado, octubre 10, 2009

"Durante unos momentos, leves y dulces, imaginad que no estáis leyendo. Que realmente, soy una voz femenina un tanto infantil, que os cuenta una historia.
Soy la narradora y la propia protagonista de esta historia, pero, no ha llegado a producirse el hecho que os voy a contar.
Aún...
¿No me conocéis?
Mmm... probaremos con el físico, para comenzar.

Imaginaros un cuerpo. Uno sencillo, con ya las marcas de la cintura, pero no lo hagáis muy desarrollado en el resto. Comienzo a pensar que quizá no vaya a cambiar nunca.
Formadle unas piernas sin nada especial, y unos brazos con más de lo mismo. Ése mismo cuerpo suele vestir ropa ligera como unos vaqueros anchos y una camiseta normal.
Tampoco es que me preocupe mucho de eso.
La piel debe ser algo dorada, más bien tirando a pálida, aunque no de manera enfermiza.
La cara trazadla redondeada, sin que se le marque demasiado la mandíbula. Realmente, tiene el rostro de una niña pequeña apesar de su ya entrada en la adolescencia, cronológicamente.
Unos labios femeninos, esbozando una nunca-probada seriedad. Su nariz puede ser sencilla, sin ningún toque a resaltar tampoco. Sus ojos, tal y como mi madre me leva diciendo desde pequeña, han nacido para ser tristes.
Terminan rasgados. La habrían dado un cierto aire nipón si no fuera porque, en vez de ser una rasgadura hacia arriba, es hacia abajo, creando siempre la mirada paciente de tristeza, tras un iris de color marrón oscuro.
Nada que resaltar en ellos, supongo.
El pelo sería medio largo medio corto. Ella se empeña en colocarlo sobre la cara, que la tape bien. Que, por fin, pueda esconder la belleza con la que no fue especialmente dotada.

Era... demasiado normal.
Sin nada especial, que la caracterizara por ser única en algo ante el resto.
Y puede que fuera eso lo que la llevaba a ser como era con su carácter.
Servicial e incondicional, se presentaba voluntaria para mostrar su ayuda a todo aquél que la necesitara. Incluso cuando no era así.
Siempre trata de observar de lo maestros y aprender de ellos, experimentando sobre sí misma antes de probar con los demás para, así, no arriesgarse a dañarlos.
Quizá se aprovecharan de ella por ser así.
Pero, una persona es feliz sabiendo que el resto lo es, aunque ella no, ¿no os parece?
Al fin y al cabo, la felicidad nunca llega sola. Necesitas ayuda de los demás, para entrar en un círculo feliz.
Pero siempre estaba fuera.
Cuando trata de entrar, nadie le permite el paso, ni siquiera como agradecimiento.
Por eso mismo, cae en el mismo error una y otra vez, y así, lo vuelve a intentar desde cero.
Pero es agradable que te insulten o te maltraten trayendo la satisfacción de otros, ¿no creéis? Siempre que le... me ocurre, apesar de sentirme mal por mí, estoy feliz por ellos. Y eso me hace esbozar una sonrisa.

Pero una... aunque solo fuera una... la persona en la que confiaba... Mmm... las traiciones...
Organizando todo con meses y meses de antelación, llegó el Gran Día, en el que podría mostrar su verdadera fuerza, aunque no fuera física. Y eso la había hecho cambiar...
Todas las personas en las que había confiado y la habían utilizado se encontraban sentadas en los bancos de aquella gran iglesia. Incluso su familia se encontraba entre ellos.
Todos hablaban, reían, gritaban, silbaban, o sencillamente, se quedaban mirando al escenario, quizá impacientes por que sonara la música.
Y, sin más dilación, así comenzó, tras haber visto que ELLA estaba allí, sentada con su típica sonrisa de pura chica superficial, sobrecogida entre sus amigas... Sus satélites.

El telón del escenario se abrió ante el sonido de una batería.
Sencillos golpes, pura percusión, con cierto ritmo acelerado.
En el centro del escenario se encontraban seis chicas de unos 18 años o un poco más, ataviadas todas con el mismo vestido rojo y provocativo, formando un círculo, el cual rodeaba a esa chica descrita antes, quien iba vestida en esta ocasión con un sencillo e inocente vestido blanco.
Y las guitarras eléctricas sonaron, haciendo que las jóvenes siguieran el ritmo, mientras que la niña central se levantaba de una silla y colocaba sobre ella un lirio y un peluche, a la vez que se quedaba con una botella de la cual no se podía ver el interior.
"Lalalala la la lala la la la la lalalá"- Cantaban las chicas a la vez, sin mirar siquiera al movimiento que hicieron las cristaleras al romperse y caer, mostrando que de repente, era de noche.
"la la la lala lá... La lalala la lá" - continuaban, moviéndose con sinuosos pasos, incitantes, rodeando una y otra vez a la niña.
Y la niña comenzó a mover los labios, haciendo el playback de las jóvenes, quienes cantaban con una voz espectacular, hablando sobre un lugar imposible.
Las chicas le cogieron la botella a la niña y la rociaron con ella, bañándola en un líquido rojo, como la sangre. Y en ese momento, miles de murciélagos entraron por las ventanas rotas, tapando todas las salidas de aquella iglesia.
Todos los espectadores gritaron, aterrados por el pánico, mientras que las chicas se volvían a colocar alrededor de la niña y caminaban de nuevo en círculos.
La niña se acercó a la silla y cogió el lirio con cuidado.
"Lalalala la la lala la la la la lalalá"- seguían las chicas, sin cambiar sus movimientos de antes.
Y cuando cantaron la canción, la niña mordió los pétalos, sujetándolos uno por uno entre los dientes y tirándolos al suelo, sonriendo mientras miraba a una chica en especial del público, que había abandonado su orgullosa posición para juntarse con el resto de la gente, quienes miraban a las bailarinas únicamente, con la boca abierta.

En el momento en el que la niña terminó con la flor, la guitarra sonó sin acompañamiento, a los pasos de la niña, que se acercaba al peluche y lo cogía como si de un bebé se tratara.
Y ella misma comenzó a cantar con una de las voces más aterradoras a la vez que dulces, a causa de su infantil tonalidad.
Parecía desgarrada y demacrada, entonces. Como si cantase con su último suspiro, medio llorando.
Y antes de terminar de cantar, ella misma lanzó su peluche al aire, viendo cómo una nube de murciélagos lo hacían desaparecer.
La niña, mientras las chicas cantaban el "la la la la la lalala la la lá", bajó del escenario con un micrófono en las manos y se dirigió, ensangrentada, a la chica que no había parado de mirar.
La diferencia de altura no era muy considerable, pero la niña era un poquito más alta... solo un poco.
La miró a los ojos y acercó el micrófono a los labios:
"Ahora que tengo una libertad omnipotente,
puedo cortar los lazos de la vida
con una pistola,
algo de veneno,
una soga, quizá,
o un cuchillo"
Canturreó, sacando un cuchillo y colocándoselo en la mano de la chica, quien se encontraba en shock, controló su brazo hasta colocar el filo en la propia muñeca de la niña, quien sonreía maliciosamente.
"Y ahora que tengo el arma... y no me he despedido... mi congelado pulso acelera..."
continuó, cortando su muñeca, de la que comenzó a brotar sangre
"...¡Como me hacías sentir antes!"
gritó, antes de clavar el cuchillo en la muñeca más hondo, y con un grito, extenderlo por toda la vena de su brazo, hasta caer al suelo, pálida.
Y antes de cerrar los ojos, lo único que oía era el grito de aquella chica... ahora... su venganza estaba saldada... "

Hell parade

"La luna se cierne sobre el bosque de las mentiras, donde no existe el aire puro, sino que respiramos el pútrido hedor de trecientos seis cadáveres a nuestro alrededor.
La descomposición de los cuerpos ensucia y contamina el río, que fluye con cierta tonalidad verdosa entre las millones de raíces enredadas de los árboles más cercanos, desesperados por no terminar como los de la entrada: secos, vacíos, sin hojas, muertos.

Ni siquiera los animales, por muy pequeños que sean, son capaces de habitar en un lugar condenado como este.
Así que, sí, estoy sola.

Una de mis más temidas pesadillas era terminar así, ¿sabéis?
Puesto que siempre traté de hacer todo lo mejor posible, sin importarme qué consecuencias tendría en mí algo así... Pero eso mismo me ayudó a comprender que no soy imprescindible. Quizás, ni siquiera necesaria. Al fin y al cabo, miles de veces he tratado de cambiar para mejorar y ser aceptada, pero nunca encajé en ningún sitio.
No soy superficial, como hace falta ser para estar entre las bonitas; no soy descarada, como hace falta ser para divertirse en las noches; no soy útil, como hace falta ser para ayudar a otras personas con sus problemas o dudas.

Realmente sólo puedo pensar que mi sitio es uno tan grotescamente hermoso como este. Es un bosque de desperdicios, de ocasiones perdidas, de vidas suicidas, de sonrisas destruidas. Es un lugar donde los useños no existen, porque no hay quien pueda hacerlos realidad.

Alejaos niños, marchad, ya que esto nunca llegará a ser un hogar. Excepto para mí...

Paradise

"En las cavernas más escondidas de la Tierra, la curiosidad obviamente es irreparable. La misma en la que nos encontramos es, probablemente, una de ellas.
Nunca he podido abrir los ojos del todo, así que no puedo deciros donde me encontraba exactamente antes de aparecer aquí. Pero sé que es un lugar diferente.
Lo sé porque los sentidos aquí los noto de una manera diferente:
Mientras que antes el olor del aire era seco, opaco, repleto del polvo de los recuerdos que nunca he querido revivir, ahora la brisa tiene un dulce aroma a frescura marítima, a soledad, melancolía, con un cierto toque del sabor de la menta.
El roce que en estos momentos sienten mis dedos, esta calidez y suavidad, no tiene nada que ver al frío que soportaba antes al tocarme siquiera un brazo o mi propia mano. Esto es mucho más placentero.
Antes me tapaba los oídos para no tener que escucha a nadie ni a nada. El terrible ruido de la humanidad e y su ignorancia era realmente ensordecedor. No... aquí es completamente diferente. Aquí ningún sonido se mezcla con ningún otro. Aquí... cuando antes oías gritos, ahora oyes cantos...
Cantos llenos de deseo y ternura, declarados por una embriagadora melodía llamada voz. Sí... oigo una voz realmente fascinante, nunca escuchada antes. Contiene todos los elementos para ser deliciosa, suave, tranquila, relajante y cariñosa. Pero está manchada por la lluvia de la tristeza y la melancolía.
¿Debería seguirla? Sí... Aquí, a diferencia de antes, puedo abrir los ojos.
Los colores de la Tierra son extraordinarios.
Cuando oía las estupideces de no reconocer la belleza de la vida, nunca pude pensar que era algo tan sencillo como admirar esto: Los colores vivos como son la hierba o el incandescente fuego utilizado en antorchas para iluminar la cueva.
Oooh... las mezclas de los colores en las paredes y en el techo... diferentes tonalidades de gris, marrón...
Dando unos cinco pasos, pude oír la voz más cercana y, extrañamente, más alegre.

¿Sabría el bardo que me estaba acercando? Y... ¿Estaba feliz por ello?

Acercándome más rápido a la vez, a la vez que ésta se oía feliz, atisbé una cegadora y grandiosa luz.
Era el final de las diversas tonalidades del gris y el marrón.
Era el fin del túnel.

Muerta de curiosidad, aunque cautelosa, salí de allí, adentrándome así en otro hermoso paisaje.
Los diferentes y vivos tonos claroscuros del césped, el entrañable y puro azul del cielo... y el joven que, sobre una roca y con una guitarra, cantaba al son de sus cuerdas con felicidad, posando aquellos ojos tan oscuros como la tierra húmeda sobre mí, apesar de que se encontrasen escondidos tras un largo flequillo.
Su pelo tenía un tono similar al de sus ojos aunque, quizá fuera por la cantidad, pero le daba un cierto toque más oscuro, más misterioso.
Y él sonreía y sonreía.
No sé de dónde saqué la valentía de sentarme a su lado y cantar junto a él.
El bardo soltó la guitarra y continuó cantando, ésta vez, abrazándome con fuerza, con la mayor expresión de felicidad que había visto en mi vida.
"¿Y cantarás conmigo para siempre..? ¿Te quedarás conmigo para siempre?" - me cantó al oído casi en un susurro.

Y yo asentí, y le abracé. ¿Querría volver a ser ciega, sorda, inútil e inexistente para todos?
No... ¿Dónde iba a querer estar, si no con él?"

sábado, septiembre 05, 2009

Recordando aquellas pasadas

Cariño, abre los ojos
¿Estás esperando que te diga,
lo que ya te he demostrado?

Ambos estamos encerrados
en la prisión llamada "Amor"
Ambos estamos encadenados
sin ninguna escapatoria.

Abrázate a mí,
abrázate a tu moribunda libertad
Una mancha roja se esparce
Una rosa brillante se funde...
...en las llamas del purgatorio
¿Es ésta la redención del antiguo odio?

Cielo, junta tus labios con los míos
mientras esta lágrima recorre mis párpados
Todavía oigo la tormenta,
aunque la ahoguen tus susurros

Mi príncipe encadenado...
por una mentira perdida
por una realidad caída
Todo por culpa mía...

Tu princesa se está muriendo en esa celda prohibida,
pero gracias a ti... me siento protegida... y querida...

----------------------------------------------------------------------

Es la noche fatal quien brilla por ella...
La luna se alza sin vida
Roja, de sangre teñida
Saluda al comienzo de la partida
Saluda a la muerte.
Los cráneos chocan con su ritmo bajo tierra
Anunciando el fin de la existencia
"Corre, huye si quieres
pero jamás escaparás
Será divertido verte caer..."

En la noche fatal, ¿quién acabará con ella?
El roce del viento transporta agonía
Sus ojos ausentes la muestran fría
La imagen fue su pesadilla
al ver a su amado sin vida
con los dedos entrelazados
y con su angelical sonrisa.
Su rostro palideció
y su corazón sin sonido latió
La ira, tristeza y amargura llenaron su ser...

El recuerdo infernal muere con ella
Memorias pasadas cruzan su mente
Momentos tristes y otros alegres
Fue hermoso vivir con él
¿Por qué? ¿Por qué?
Por la algazara y gritería de sus pensamientos
oyó el crujir de afilados huesos
el rechinamiento de dientes,
el temblar de cimientos...

Los muertos bajo el suelo claman por ella...
No dejará que esperen por ella
bendita sea su conciencia
de ilustre y gran inocencia
el filo pondrá fin a su dolor....
Es la noche fatal quien muere con ella...
Con ella...



---------------------------------------------------------------------

Sí, busco el amor de aquél joven
entre las flores de cerezo al florecer
No he nacido para estar siempre sola
¿o tal vez sí?
Ven a través de mi amor
Estoy preparada

Los momentos de aquellos días
vestidos del atardecer y de dulzura
fueron tan cortos como la vida de la flor
Pero yo te alumbraré

El joven habla del día
aunque la mentira traiga más mentira
He esperado a que eso pasara
para que me llevara a la tierra de mi vida

Sí, busco el amor de aquél joven
entre las flores de cerezo al florecer
No he nacido para estar siempre sola
¿o tal vez sí?
Bebo mientras del alcohol de la noche
Estoy preparada

Qué vacía está la vida del amor
Y la tristeza rellena en este mundo frío
Los huecos que han ido quedando
Pero vivo en profundidad y elegancia
es una victoria ¿no?

Cuando la tierra y el cielo
sean reemplazados
Te abrazaré
devolviendo la respiración a mi cuerpo
y a mi corazón
como una primavera en llamas

Sí, busco el amor de aquél joven
pero para estar en aquella noche,
aleteé bajo mi propio amor.
Todos los dioses me han visto
hacen llover en el sueño dorado e intoxicado
Me han capturado

Sí, busco el amor de aquél joven
entre las flores de cerezo al florecer
Sí, busco el amor de aquél joven
pero para estar en aquella noche,
aleteé bajo mi propio amor.

miércoles, septiembre 02, 2009

Una de tantas

Vampiros...
Si aquellos seres de belleza perfecta vivieran felices en su eternidad, ¿por qué hay quienes se suicidan o utilizan la droga como elemento fundamental?
Puedes ver aquel bosque escondido entre las llamaradas de fuego que lo protegen a través de la cerradura tras la cual te sientes seguro de ellos. Pero sigues espiando.
Esa chica de pálida piel, de facciones increíblemente bellas, mordía con una suavidad endemoniada aquella manzana roja, en su momento quizá, envenenada por alguno de los amantes que sufrieron su engaño.

Uno de aquellos siete príncipes, sería su pecado más especial. Pero ella se obsesionaba, mirándose al espejo, incapaz de ver su belleza por el horror y la crueldad que muestra su alma.
Utilizaba a las humanas más desgraciadas como sirvientas. Pobres, abandonadas, desesperanzadas... ella disfrutaba viéndolas. Hacían lo posible por servir de utilidad, por tener razones para seguir viviendo.
Entre ellas, una chica de zapatos de acero bailaba un vals inventado con su escoba, simulando que es aquel amante imposible que nunca tendría. La sonrisa inborrable de la joven era adorable y feliz mientras cantaba una hermosa melodía.
Quizá fuera eso lo que a nuestra bella protagonista le molestara.
"Espejito... ¿de quién es la voz quebrantada y los ecos?"
Y quizá fuera por eso por lo que le ofreció la manzana.

Pero la alegre sirvienta no aceptaba nunca algo que no se mereciera, y así lo rechazó.

Enfadada, la vampiresa buscó otra excusa para expulsarla sin morderla, ya que no se permitiría ensuciar su interior con sangre de tan baja calidad. Por eso mismo, echó a la joven del bosque por no barrer como debía.
Por su inutilidad.

La joven se alejó del bosque hasta el muro de fuego. Y aquí ya podíamos verla, seguros, por la pequeña mirilla, viendo cómo su cuerpo se consumía por las llamas.
Y allí, un poco más al fondo, la hermosa vampiresa reía cepillándose el pelo y relamiéndose el jugo de la manzana de los labios.

Planes de Futuro

¿Alguna vez te has despertado con una sonrisa en los labios y toda la gente que te mira es contagiada por tu buen humor?

Hoy es uno de esos días para mí. Me encuentro de un inmejorable humor. Tras haber estado pensando, puede que él no sea el chico con el que me vaya a vivir, ni con el que comparta una familia y que todos mis deseos del futuro se hayan ido al traste, sabiendo que no conoceré a nadie como él, pero, ¡qué demonios!, aunque no sea de la misma manera, él sigue estando conmigo.
Siempre ha sido mi mejor amigo y le quiero, así que ahora, lo único que quiero es ser el chico de una pareja imposible. Cambiaremos los papeles y seré yo quien le regale las flores y los bombones, como ninguna chica ha hecho antes.

Mis planes para el futuro han cambiado bastante, eso es cierto, y sé que no van a ser iguales nunca con otro, pero, seamos racionales, ¿acaso no voy a poder seguir viéndole?, ¿acaso no voy a poder seguir dándole abrazos, jugar y divertirme con él como gran amigo que es?
Ahora mismo, el único plan para el futuro que tengo es verle y hacer que tenga el mejor verano que haya tenido como muestra de perdón por mi infantil comportamiento.

¿Sabes?
Además de todo lo ocurrido, creo que tengo que agradecerle el que haya pasado por esto, ya que me he dado cuenta de quiénes son unos buenos amigos, que me han apoyado en todo.
Ahora, lo único que haré será ver lo bueno de todo lo malo y continuar sonriendo para que cuando él se acuerde o piense un poco en mí, sus labios expresen felicidad con una sonrisa.

Despiértame antes de que enloquezca

Si el infierno es un lugar maldito, ¿por qué los deseos de todas las personas tienen como consecuencia un lugar allí?
Pensando en esto, he llegado a la conclusión que todo el mundo conoce: la vida no es justa.
Todos los pecados, obviamente, son sacados de los excesos, pero, ¿por eso vas a ganarte un lugar en el sitio donde sufrirás las mayores torturas posibles? Hablando, por supuesto, desde la perspectiva de alguien que no piensa que la vida en sí es la peor tortura posible, pues, si es así, ¿toda la gente que vive se encuentra en un estado de tortura deseada?
Los pecados llamados capitales son los que más cautivada me tienen. Nombraré aquellos con los que me siento más identificada:

La pereza. Bueno, todos tenemos un nivel de pereza fuera de lo común, dependiendo de en qué momento te llegue, al fin y al cabo ¿no tenemos todos ése día en el que no nos apetece hacer nada, excepto quedarse en la cama y no moverse de ahí para nada?
La envidia. Mmm… no había pensado mucho en ésta la verdad, pero me parece que es cierto. Más que envidia, son celos. No me ocurre muy a menudo, ya que, bueno, no me quejo de nada de lo que tengo. Estoy bastante contenta.

No quiero decir que me gustaría tener más, pero, bueno… sí tener lo que otros tienen, aunque sepa que nunca lo vaya a conseguir. A esto sí que lo puedo llamar como estado de tortura deseada, ya que aquí estoy, con una mitad de mí con la esperanza de que vaya a ocurrir, y con la otra mitad ya rendida. Una tontería, ¿verdad?
La lujuria. Algo vergonzoso de admitir, supongo. No soy ninguna ligona ni una femme fatale. ¡Ja! Ni mucho menos, pero muchas veces soy incapaz de no pensar en que un joven me coge de la cintura, me besa… Aquél joven que sale con frecuencia en mis sueños, al que solo consigo distinguir por su silueta siempre ensombrecida. Aquel joven de piel morena a quien nunca logro ver la cara. Eso es algo que agradezco, quizá sea porque soy así, quiero decir, a mí el aspecto no me importa, no hay más que ver el deseo que puedo sentir por una sombra que aparece en un sueño. Dudo que sea el misterio que evoca. Quizá sea lo que imagino que vaya a hacerme… Pero, en fin, creo que vuelvo a estar fantaseando… ¿qué os estaba contando?
Mmm…
Tres de siete. Es algo que podría calificar como pasable, o notable, o demasiado… Vaya, yo que creí que era una buena chica, ¿cuándo me he convertido en esto? Ah sí, ya recuerdo, pero bueno, eso es otra historia

Solitude

Me había avisado anteriormente con mucha frecuencia de una manera indirecta. Quizá era yo, que no quería darme cuenta, pensando que lo decía en broma. Al fin y al cabo, ¿no me había prometido lo contrario? No confiar en nadie parece ser la feliz lección que debo aprender.

¿Qué harías si te abandonase?” “No lo sé…” “Jiji, menos mal que no lo haré nunca ¿eh?”
Y bueno, aquí estoy otra vez sola, con esa dulce e inestable locura rondando mi cabeza, esperando a que él me dé una señal para saber si me abandonó de verdad.

Por ahora, no sé si llamarlo libertad o soledad, sabiendo que todos me dan la espalda, dejándome sola.
Quizá fue mi culpa, ya que él buscaba a alguien que… le mantuviera en calor, y mi piel es fría. Él buscaba a alguien que secara sus lágrimas, y yo no cesaba de contarle mis penas, provocándole quizás más. Él buscaba a alguien para no estar solo, y yo, más tiempo del que quise, no estaba con él.
Por más que lo pienso, en su momento creí que iba a ser su chica perfecta, pero la verdad, nunca fui educada para amar, sólo para ser la “chica perfecta”: educada, discreta, amable y sensible.
El estereotipo perfecto de mi género.
Y él sigue buscando a alguien que le reconforte… y no podré ser yo.
Y él sigue buscando a alguien que le haga sonreír… y no podré ser yo.
Y él sigue buscando a alguien… sencillamente a alguien… pero no a mí

Aprende de tus sueños

"Paso por paso, muchas veces he tratado de confiar en la gente. Escucho y atiendo a sus movimientos, tratando de comprenderles y de integrarme para al fin encontrar mi sitio, pero siempre me tratan de una manera diferente, y al haberlos estudiado, eso me desconcierta. Me desespero y me convierto en una chica encerrada en un cementerio de estrellas, donde sólo veo nombres desconocidos para mí, grabados en lápidas de piedra en ruinas acompañadas por estatuas perfectas rodeadas y cubiertas por hiedras y plantas podridas por la humedad de aquel lugar muerto.
Tras cubrirme con la suciedad de la maleza al haberles quitado a aquellas personas inmóviles lo que parecía retenerlas, me quedé maravillada y absorta ante la belleza perfecta de todas ellas. Sus ojos sin vida me miran, observando a su vez al infinito con aquella sonrisa torcida y burlona tan característica de esas piedras. Me sentí humillada ante aquellas hermosas miradas, a la vez que ridícula al no merecer encontrarme allí, sentada sobre hojas secas, sucia y sin ningún ápice de belleza comparable a la de ellos. Después de haberles ayudado, todavía no merecía mi integración entre ellos y por esa misma razón, traté de hacerles cambiar de opinión bailando la melodía que ellos mismos elegirían.
Tras doce rítmicos pasos, aguanté la respiración y caminé descalza de puntillas, escuchando cómo las hojas se rompían a cada paso. Mantuve todo el peso sobre un pie, temblándome éste, y alcé una pierna hacia atrás, tan estirada como pude, para moverla hacia un lado formando con los brazos un jarrón.
Doblé la rodilla hacia atrás y comencé a dar vueltas sobre mí misma, esquivando con los brazos a las hojas verdes, vivas, que trataban de chocarse contra mí. Cuando estas hojas tocaban el suelo, se secaban y se mezclaban así con el resto.
Bajé la vista al suelo, sorprendiéndome al ver mis pies ensangrentados. Pero continué, tratando de esforzarme lo
máximo posible ignorando el dolor de mis pies.


Una vez terminada la danza macabra con una reverencia, me subí a una lápida sin estatua repleta de telas de araña y, olvidando el intenso dolor de mis pies, miré las estatuas buscando algún resquicio que mostrasen como señal.
La sonrisa, no sé cómo, había desaparecido, sustituyéndose por unos labios en una perfecta línea recta, aunque sus ojos habían adoptado cierta expresión burlona, es decir, lo hecho hasta ese momento no era suficiente.
Comencé a dudar que ése fuera mi sitio. Hiciera lo que hiciera, ¿acaso iba a ser útil?

Me bajé de la lápida y me eché en el suelo, sintiendo cómo varias heridas se abrían por diversas zonas de mi cuerpo, pero, ¿qué más daba?
Continué en el suelo, observando el cielo rodeado de copas de árboles desde mi perspectiva. Estaba completamente oscuro excepto por la pequeña luz blanca que comenzaba a sobresalir de una de las copas, aunque distorsionada por una nube.
Yo tenía que convertirme en esa luna, que brilla aunque no la miren o la tapen.
Me levanté algo dolorida y miré a las estatuas de nuevo. Una me observaba, inerte, con una sonrisa dulce, formando casi una sonrisa cariñosa.
Era un chico joven vestido con una túnica atada por la cintura que mostraba eternamente su torso y rostro, mientras que tapaba el cuerpo de cintura para abajo.

Su rostro de piedra estaba cubierto por un largo flequillo que le daba cierto aire de misterio.
Él posaba, ofreciéndome su mano como ayuda o como invitación a que me acercara.
El cementerio daba miedo.
Me acerqué a él de puntillas, dejando mis ensangrentadas huellas en todas las hojas que pisaba.

Me tambaleaba, torpe y algo débil, pero llegué a tocarle.
Cuando posé mi mano en la suya, gemí de dolor por el esfuerzo que me resultaba moverme, y él amplió su sonrisa al escuchar mi voz.
El viento sopló con fuerza entonces y suspiré de placer al notar la brisa en mi cara.
Comencé a cantar en voz baja una canción triste, referida a unas niñas que vivían en un castillo encerradas, sin permiso al amor.

La mirada del joven se iluminó por la luz lunar, casi viva. Y yo alcé mi voz, apoyando mi espalda en el torso del joven y deseando que cobrara vida para que me abrazara.
Y así ocurrió.
Él me envolvió entre sus brazos. Mi voz se llenó de altibajos indeseados, como gallitos, de repente. Pero continué cantando, tratando de evitar los errores, y así, para mi sorpresa, la estatua comenzó a reírse a carcajadas, abrazándome con fuerza.
Con demasiada fuerza.
Grité con toda la energía que tenía e intenté escapar, pataleando y forcejeando contra aquella inmovible roca. Sentía cómo mis costillas se rompían una a una. Mis gritos se ahogaron por la sangre que escupía y vomitaba mientras que el chico reía como un psicópata.
Disfrutaba de mi dolor.
Entonces me dejé asesinar por su abrazo, rendida.
Y así me desperté de mi sueño o pesadilla: agradeciéndole a mi asesino el que hiciera que me diera cuenta
de que nadie me querrá como soy, ni para el cariño y el amor que quiero y que por eso mismo, no puedo confiar en nadie."

Creación de pensamientos

Bueno, he abierto este hilo para mostrar como es mi vida, fue y quizá sea...
Mis pensamientos se abrirán a la gente, ya que yo no soy capaz de hacerlo directamente.
No es un diario on-line, pero debería acercarse a ello. Trato de describirlo lo mejor que puedo... Espero que sea suficiente.
Comentad lo que queráis de ello.
Quizá os sirva como entretenimiento, quien sabe...

"Quizá, finalmente, sea bueno que no haya conocido a alguien tan dulce como él. Alguien que tratase de rememorar en mí las antiguas gallardías de caballero. Son simples gestos que me parecen importantes, como el simple hecho de ceder la posición principal al entrar por una puerta, o abrazarme como saludo. Muestras de cariño, quiero decir.
Normalmente, soy la típica chica que pasa junto a otra chica guapa (es decir, todas) y baja la cabeza, avergonzada, y que se deja hacer.
En cambio, con él, yo alzaba la cabeza, no a modo de superioridad, pero puede que sí de valentía. Él es un ejemplo de de alguien con el que podrías caminar o correr sin cansarte, pues siempre te anima a seguir adelante, y si necesitas descansar, él estará a tu lado.
Con tal de estar junto a ti, hará lo que sea.
Contaba con él para todo, y no me arrepiento.
No le he perdido, pero ya nada es, ni será como antes.
Pero hay algo de lo que me siento orgullosa, y es que me di cuenta de lo importante que era para mí desde que le conocí, y también que supe desde ése mismo momento que NUNCA me permitiría el lujo de perderle
"