miércoles, septiembre 02, 2009

Despiértame antes de que enloquezca

Si el infierno es un lugar maldito, ¿por qué los deseos de todas las personas tienen como consecuencia un lugar allí?
Pensando en esto, he llegado a la conclusión que todo el mundo conoce: la vida no es justa.
Todos los pecados, obviamente, son sacados de los excesos, pero, ¿por eso vas a ganarte un lugar en el sitio donde sufrirás las mayores torturas posibles? Hablando, por supuesto, desde la perspectiva de alguien que no piensa que la vida en sí es la peor tortura posible, pues, si es así, ¿toda la gente que vive se encuentra en un estado de tortura deseada?
Los pecados llamados capitales son los que más cautivada me tienen. Nombraré aquellos con los que me siento más identificada:

La pereza. Bueno, todos tenemos un nivel de pereza fuera de lo común, dependiendo de en qué momento te llegue, al fin y al cabo ¿no tenemos todos ése día en el que no nos apetece hacer nada, excepto quedarse en la cama y no moverse de ahí para nada?
La envidia. Mmm… no había pensado mucho en ésta la verdad, pero me parece que es cierto. Más que envidia, son celos. No me ocurre muy a menudo, ya que, bueno, no me quejo de nada de lo que tengo. Estoy bastante contenta.

No quiero decir que me gustaría tener más, pero, bueno… sí tener lo que otros tienen, aunque sepa que nunca lo vaya a conseguir. A esto sí que lo puedo llamar como estado de tortura deseada, ya que aquí estoy, con una mitad de mí con la esperanza de que vaya a ocurrir, y con la otra mitad ya rendida. Una tontería, ¿verdad?
La lujuria. Algo vergonzoso de admitir, supongo. No soy ninguna ligona ni una femme fatale. ¡Ja! Ni mucho menos, pero muchas veces soy incapaz de no pensar en que un joven me coge de la cintura, me besa… Aquél joven que sale con frecuencia en mis sueños, al que solo consigo distinguir por su silueta siempre ensombrecida. Aquel joven de piel morena a quien nunca logro ver la cara. Eso es algo que agradezco, quizá sea porque soy así, quiero decir, a mí el aspecto no me importa, no hay más que ver el deseo que puedo sentir por una sombra que aparece en un sueño. Dudo que sea el misterio que evoca. Quizá sea lo que imagino que vaya a hacerme… Pero, en fin, creo que vuelvo a estar fantaseando… ¿qué os estaba contando?
Mmm…
Tres de siete. Es algo que podría calificar como pasable, o notable, o demasiado… Vaya, yo que creí que era una buena chica, ¿cuándo me he convertido en esto? Ah sí, ya recuerdo, pero bueno, eso es otra historia

6 comentarios:

  1. niña lugiriosa o.O jajaj bueno niña mui buena reflexion la verdad es k no kreo k aya una sola persona k no aya echo o kometido algun mal simplemente es parte de vivir el kometer errores i kometerp ecados en fin niña de lujo mui buena reflexion me gusto mucho kuidate i k estes d lujo n.n

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  2. Yo podría señalar algunas.. que nunca han hecho y cometido ningún mal.

    Otra cosa sería el que entendieses por hacer o cometer algún mal.

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  3. qué puede o no dañar a otros... El sujeto que puede sufrir su propio error no importa

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  4. Oh.. ¿Pero acaso el herirse a si mismo no es un mal, casi tan malo o peor que herir a los demás?

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  5. todo depende de cuánto interés tenga en su balanza.
    ¿Qué importa más?
    Las preocupaciones pueden dañar, pero compensa saber que has ayudado a otro

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